lunes, abril 24, 2006

apoyado

Salte al río y vi cuatro angeles que nadaban alrededor mio, su luz iluminaba mas allá de lo perceptible para mi, el dolor se alejaba lentamente y ella puso sus manos sobre mi. No hay nada que temer nada que deber, en ese instante me libero de causas impredecibles, la atmofera se incorpora lentamente, sombras que se pierden en el espacio blanco. Ellos se alejan para contar mi historia, el tiempo previo a recordar cada segundo que he estado ahi cayendo, girando a través del aire.

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